En cada alborada ,
solemne evoco tus ojos que me atrapaban y hacían revolotear mis mariposas, pero hoy solo tu ausencia
invade mis
tiempos que no conjugan.
De nuestro
ayer, una carta amarillenta, donde sus letras se han esfumado, y aquella foto
en blanco y negro perdió su brillo y en mi almohada una rosa ya huele a
muerte.
Late el silencio en cada tarde y hiere a mi carne una nostalgia que
tiene nombre. Estos fieles latidos presagian una tarde de aquellas, unos siglos de aquellos
cuando la marea subía y bajaba envolviéndonos la espuma.
Mientras, seguiré
contando en mi espejo las marcas de mis batallas que por las noches como
soldado sigue nutriendo la llama de una antorcha.
Mona©
Late el corazón con tanta nostalgia... y tus letras emocionan, Besos
ReplyDeleteTus letras,siempre siempre,calan,emocionan, una se siente identificada tantas veces con tus textos!
ReplyDeleteLo ayeres , amarillentos, nos permiten mirarnos a ese espejo para encontrar/nos a la luz de una vela o de un sueño.
ReplyDeletePreciosas tus palabras.
Un abrazo.
porque será que el dolor parece más propicio para inspirar bellos versos? Abrazos Mona.
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